30 años de descubrimientos
Las primeras estegamitas descritas en la literatura espeleológica se remontan al año 1991, en el subsuelo de la Llanura de Nullalbor, al sureste de Australia. Fue Rauleigh Weeb, un espeleólogo del Western Australian Speleological Group, quién descubrió unas formaciones muy poco usuales que le llamaron extraordinariamente la atención. Las localizó en dos cuevas, denominadas Matilda Cave y Gorange Cave. Las describió de la siguiente manera: “Son extrañas crestas que surgen del suelo de ambas cuevas; las he llamado estegamitas porque se parecen a las crestas que tenían en la espalda los Estegosaurios. Alcanzan un rango de alturas entre 5 cm y un metro y medio de altura, aproximadamente ”.
Posteriormente, en una extensa red de cavidades conocida como Sistema Esqueleto, en la isla Mona, de Puerto Rico, se localizó otro espeleotema aislado, con una forma similar, identificado por su morfología como una estegamita.
Más tarde, en 2005, una publicación en una revista europea especializada un grupo de espeleólogos daba cuenta de la posible existencia de varias estegamitas, todas ellas en estado muy avanzado de evolución, inactivas, en varias cuevas de Eslovenia.
Un poco más de 30 años después del descubrimiento de la primera estegamita, en el año 2021, se ha descubierto en Málaga la Cueva de las Estegamitas, con más de un centenar de ejemplares reconocidos. En la cueva de las Estegamitas de la Araña, se encuentra, por tanto, el mayor conjunto conocido hasta la fecha de estegamitas del planeta, en pleno estado de actividad (es decir con crecimiento activo en la actualidad), en excelente estado de conservación y con todos los estadios de evolución perfectamente representados. Esta circunstancia hace de la Cueva de las Estegamitas una cavidad única y un lugar de interés geológico de importancia mundial.