Espeleología y ciencia, de la mano

La topografía y la fotografía en cuevas presentan desafíos particulares debido al entorno único y complejo en el que se desarrollan, con unas condiciones complejas de humedad y temperatura, que junto a la presencia de agua y barro pueden dañar los equipos que se utilizan.

Al tener una iluminación natural nula, la captura fotográfica se vuelve difícil, ya que se necesitan fuentes de luz artificiales y técnicas especializadas para obtener imágenes claras y detalladas. Pasos estrechos, recorridos sinuosos y terrenos irregulares, unidos a la circunstancia de movernos en un entorno en tres dimensiones (largo, ancho y alto) dificultan las mediciones de los equipos de topografía, haciendo que el levantamiento planimétrico de una cavidad requiera de una comprensión muy precisa de su morfología y de un trabajo metódico y minucioso de toma de datos.

En paralelo a estos trabajos de exploración, topografía y fotografía, los espeleólogos han ido asumiendo de forma complementaria otras tareas de apoyo técnico a los investigadores, tales como facilitar el descenso, ascenso y progresión en la cavidad, así como de ayudantes para los estrictos cometidos de carácter científico.

La logística desarrollada por el equipo espeleológico ha resultado relevante para que los investigadores hayan podido recolectar muestras de materiales geológicos, así como para la colocación y control de los equipos de medición de los parámetros ambientales de la atmósfera subterránea. Gracias a ellos, se ha podido registrar información precisa para la elaboración de fichas del inventario de microlugares de interés geológico, representativos de la gran variedad de espeleotemas, sedimentos y otros aspectos morfológicos de la cueva.

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