Los cuatro elementos – Tierra
Los filósofos presocráticos de la antigüedad clásica intentaron aproximarse a la respuesta a una pregunta fundamental (¿de qué está formado el universo?), mediante la combinación de cuatro elementos, que consideraron primordiales y denominaron “tierra”, “agua”, “aire” y “fuego”.
Este modelo, aunque lejos de ser acertado, se popularizó entre los filósofos de la naturaleza gracias a Aristóteles y estuvo vigente durante mucho tiempo, hasta que en el siglo XVIII se sentaron las bases científicas de la Química actual, gracias a la que conocemos la esencia real de las cosas.
Pese a que el modelo está superado desde el punto de vista científico, nos permite hacer una síntesis muy gráfica de la naturaleza de la Cueva de las Estegamitas, mediante una sencilla aproximación a la misma desde cuatro miradas diferentes, asimilables a los cuatro elementos primordiales clásicos. Comenzando por la “tierra”, la cueva se abre sobre rocas calizas de origen marino de edad Jurásica, es decir sedimentadas en el fondo del antiguo mar llamado Tetis, hace unos 175 millones de años.
La roca caliza, aflorante en los macizos rocosos de los cantales existentes entre Málaga y Rincón de la Victoria, se presenta por lo general bien estratificada, plegada y fracturada, aunque a veces pueden observarse tramos muy masivos o bajo forma de brechas desorganizadas por fenómenos posteriores a su formación.
Son de un color blanco o cremoso, característico de su composición casi totalmente calcárea, con pocas impurezas, formadas por calcita (carbonato cálcico).
También es frecuente encontrar diseminados en la roca algunos minerales accesorios, como algunos sulfuros de hierro (pirita) y, sobre todo, numerosas dendritas de pirolusita (un mineral formado por dióxido de manganeso), que ofrecen una imagen muy peculiar de estas calizas pertenecientes al denominado por los geólogos Complejo Maláguide, utilizadas desde los romanos hasta la actualidad para la construcción de elementos arquitectónicos y otros usos.