¿Qué son las etegamitas?
Las estegamitas forman parte de un grupo especial de espeleotemas, generados por la intervención de procesos basados en las fuerzas de capilaridad del agua. Es decir, son espeleotemas que se forman como consecuencia de flujos de agua ascendentes muy pequeños, que viajan desde el suelo de la cueva hacia arriba a favor de pequeñas fracturas.
Se identifican fácilmente por su posición y por su forma. En cuanto a su posición, se encuentran en el suelo, lo que las diferencia de otros espeleotemas similares, los llamados discos, que crecen en paredes y techos. En lo relativo a su forma es, posiblemente, el criterio más determinante: poseen una morfología aplanada, en forma de cresta, media luna o aleta de tiburón.
Sus dimensiones van desde unos pocos milímetros de altura a más de dos metros, con longitudes muy variables, desde centímetros a más de un metro. Posiblemente lo más característico es que poseen simetría bilateral, con un plano central que coincide con la fractura que sirve de vía de alimentación del agua que asciende desde el suelo por capilaridad.
Su estructura interna, visible a veces a simple vista, consiste en una serie de capas similares a semicírculos concéntricos, con origen en el punto medio central de la base de la fractura, que crecen de radio progresivamente hacia el exterior.
Estas capas son el reflejo del crecimiento de la estegamita a lo largo del tiempo, mediante el depósito de carbonato cálcico en el borde externo de la misma.
El nombre de estegamita deriva del parecido con las placas óseas que los paleontólogos piensan que poseían en el dorso los estegosaurios, un tipo de dinosaurios característicos de finales del Jurásico, hace unos 150 millones de años.
En definitiva, las estegamitas son un tipo muy particular de espeleotemas, con una morfología y un origen muy característicos, muy escasos en las cuevas y cuyo estudio y significado están aún por desarrollar